TURISMO

  • BIO PARQUE LOS OCARROS

A 3 kilómetros de Villavicencio, por la ruta del Piedemonte Llanero, está el bioparque Los Ocarros. Un sitio destinado a la conservación de la flora y la fauna de la Orinoquia, que crea conciencia en sus visitantes. 

En los siete sectores que dividen el parque, podrá observar e interactuar con guacamayas, tucanes, venados, anacondas, pumas, cocodrilos, monos, pirañas y unos armadillos gigantes, llamados ocarros, animales insignia del parque.
Allí, los animales viven en ambientes que simulan sus hábitats naturales, mientras un equipo de profesionales vela por su seguridad y monitorea sus actividades.
Muchos de ellos han sido rescatados del maltrato de propietarios que los habían atrapado en sus fincas o fueron incautados en el mercado del tráfico de animales. Aunque ver un pájaro sin un ala o un tigrillo lastimado son escenas tristes, en Los Ocarros se respira optimismo porque el visitante está seguro de que los animales se encuentran ahora en un lugar mejor.
Es un lugar para observar la diversidad de la fauna llanera, para ver de cerca especies con las que tal vez no esté familiarizado y para aprender sobre una de las más grandes riquezas naturales del país.

  •  Hotel Lagos de Menegua

Este lugar, perfecto para el turismo ecológico, queda a 17 kilómetros de Puerto López, en la vía a Puerto Gaitán. Combina comodidades con aventuras ecológicas. Allí se conocen paisajes llaneros al recorrer las 1.000 hectáreas de terreno del hotel, 300 de las cuales son de bosque tropical.
Una de las opciones es entrar por un extremo del hotel y hacer una expedición de varios días hasta llegar al otro. Al acampar allí debe cuidar que su rastro no sea fácilmente detectable y que su huella ecológica sea mínima. Para lograrlo, los guías les enseñan a los huéspedes cómo prender fogatas responsablemente, cómo actuar en caso de encontrarse con algún animal, qué clase de alimentos consumir y por qué senderos transitar.
Si no tiene tiempo para hacer una de las excursiones, podrá ver los paisajes únicos a pie, a caballo o haciendo ciclomontañismo. Visitar el cultivo de mojarras, adentrarse en el bosque tropical, ver babillas en el morichal o detenerse una tarde a disfrutar del espectáculo que ofrecen las garzas al reunirse son experiencias difíciles de olvidar.


  • Chingaza  
El páramo de Chingaza, ubicado en la Cordillera Oriental de los Andes, a hora y media por carretera de Bogotá, entre los departamentos de Cundinamarca y Meta, es una verdadera fábrica de agua. Entre su flora sobresalen los frailejones y los musgos de pantano, que absorben hasta cuarenta veces su peso de agua. La fauna en Chingaza es de gran belleza: es posible ver animales tan raros como el oso de anteojos, el venado, la danta de páramo, el puma, el cóndor de los Andes y el gallito de roca.
Desde que el viajero ingresa al Parque, puede contemplar el imponente paisaje de páramo y selva andina: valles, montañas, lagunas y cascadas son el atractivo especial de la vía. También puede visitar las lagunas de Siecha y Buitrago, y el sector de Monte Redondo.

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